miércoles, 3 de septiembre de 2014

¡¿Mi papá va a matar a mi mamá?¡


En consulta aparece una madre con su hijo de 11 años portando una remisión al psicólogo por parte del médico  de la familia, donde se hace constar que el padre solicita ayuda  para su hijo pues hace una semana la madre se separó de él y se fue de la casa llevándose al niño. Que todo fue muy rápido y que el niño está  mal, que llora muchísimo, está muy distante y callado y que en la escuela está aislado de los otros niños y  que se ha orinado en el aula.
En entrevista a la madre esta refiere que realmente decidió irse de la casa y está viviendo en casa de una amiga en otra provincia porque le tiene terror al padre del niño, que éste la maltrata mucho física y psicológicamente, que la amenaza con cortarle la cabeza e incluso una vez le puso un machete en el cuello,  que es muy autoritario y dominante lo que también le trajo problemas con sus relaciones anteriores.  Estos maltratos y agresiones él los realiza sin importarle la presencia del niño, quien ante la situación se pone muy nervioso, ha llegado a orinarse y defecarse en los pantalones y no puede dormir después por varios días.
Refiere la madre que el padre no era muy comunicativo ni afectuoso con el niño y no se ocupaba mucho tampoco de las necesidades económicas, sin embargo desde que ella se fue de la casa ha estrechado sus relaciones con el hijo, mostrándose muy solícito y preocupado por él.

Que pienso:

Que en esta familia hay una severa disfunción que está provocando en el niño  un importante trastorno emocional.
Las relaciones de esta pareja son muy conflictivas, hay presencia de violencia intrafamiliar y hay acusaciones mutuas queriendo responsabilizar ambos al otro padre de los problemas que está presentando el niño. La violencia intrafamiliar es una fuente incuestionable de afectación psicológica en los miembros de la familia y más en los niños que viven en ella.
Los padres deben tratar de relacionarse solo en función del hijo, dejar a un lado los intereses de pareja y las deudas relacionales y apoyar al niño,  que en estos momentos necesita unión, armonía, comprensión y afecto. Y ambos padres están en la obligación de brindárselo, aunque estén separados.
 Esta conducta del padre de buscar acercamiento con el niño y de llevarlo al psicólogo impresiona una  manipulación para aparentar interés por al niño, dar la imagen de preocupado y lograr que la madre regrese por lo afectado que está el niño “ por la separación” cuando en realidad la afectación proviene de la dinámica familiar disfuncional. 

Que recomiendo:

Esta situación de violencia intrafamiliar debe detenerse aunque sea a costo de la separación matrimonial.  Es preferible ver a los padres separados que fajados, aunque ninguna de las dos cosas son positivas.
Ese papá necesita acudir a una terapia para control de la violencia y la agresividad pues no es la primera vez que se afectan sus relaciones de pareja por eso; y ahora está afectando también la salud mental de su hijo. La mejor forma de mostrar afecto es someterse a un tratamiento para ello, más que buscar un tratamiento para el niño.
La madre puede mantener la distancia del padre,  aunque no por eso tiene derecho a alejarlo del niño quien necesita de ambas figuras para su desarrollo, por lo que debe posibilitar la relación entre ellos.
Este niño necesita de una intervención terapéutica para ayudarlo a sobrellevar la separación de sus padres y para disminuir el estrés que le ha provocado presenciar la violencia entre ellos.

De la violencia intrafamiliar pocas veces de habla. Muchas veces el mismo temor a la persona violenta impide pedir ayuda, aunque es una situación muy frecuente que hay que combatir.  ¿Qué piensan ustedes de este caso? ¿Qué soluciones le pueden aportar a esta familia? ¿Cómo ayudar a este niño?

No hay comentarios :

Publicar un comentario