miércoles, 25 de marzo de 2015

Dra., ¡Exíjale a mi hija que se ocupe de mí!

psicologia,adulto mayor, vejez satisfactoria

Asiste a consulta una señora de 65 años con evidente deterioro físico, y bastante descuidada refiriendo que está muy mal, que está enferma y no tiene quien la ayude, que ella viene a ver si la pueden ayudar a convencer a su hija, de 50 años, que se ocupe de ella. Que tiene pendientes muchos exámenes médicos para confirmarle un diagnóstico y ponerle un tratamiento pero que no ha podido realizarlos por no tener quien la acompañe.

Esta señora refiere que tuvo esta hija muy joven, a los 15 años producto de una violación, que la crió sola, con ayuda de su mamá y que lleva sus apellidos pues la persona que la violó, aunque era conocido, negó toda responsabilidad en el hecho y jamás se ocupó de esa niña. Esta señora se enorgullece contando que nunca ha trabajado, que toda su vida la ha dedicado al cuidado de otras personas, de una tía enferma, de su madre anciana hasta que falleció, y de algunos familiares que necesitaban de ella. Sin embargo lamenta que ahora que está vieja y enferma no tiene a nadie pues su hija no la quiere ayudar, se va varios días seguidos de la casa, no le quiere cocinar, solo está pendiente de la ropa de moda, los maridos y su negocio  y se muestra muy ambivalente con ella dándole afecto y besos en ocasiones y en otras dejándola totalmente desamparada. Ahora ha vendido los artículos electrodomésticos  de la casa pues refiere que le va mal en el negocio, ella no se explica en que gasta ese dinero, pues no trae, ni aporta nada para la casa.

Por lo que me explica se puede apreciar que la relación familiar siempre fue conflictiva entre estas tres mujeres (abuela-madre-hija) la casa la tienen dividida a la mitad para no chocar y cada una tiene su parte; la madre vivía con la abuela  a quien cuidaba y la hija vivía en el otro espacio con su pareja de turno, ésta nunca hizo familia,  ni tuvo hijos. La señora expresa de manera solapada un reproche a su hija diciendo que ya la perdonó, pero que ella teme que dejó morir a su abuela y muestra cierta sospecha de que no fue totalmente accidental, refiriendo que ella siempre la cuidaba y estaba bien pero tuvo que ausentarse tres días y la dejó al cuidado de la hija y cuando regresó ésta había fallecido. Refiere también que la hija expresaba en aquel momento que se alegraba que la abuela hubiese muerto pues era una carga muy grande e iba a acabar con ellas y que la odiaba mucho. Que ella no entiende por qué su hija actuaba de esa manera. También le reprocha el tener relaciones muy cercanas actualmente con su padre biológico, cuando él fue tan malo con ella y nunca les ayudó en su infancia, pero que también ya lo ha perdonado.

Indagando en otras posibles fuentes de apoyo la señora me refiere que es cristiana y que ha pedido ayuda a su congregación pero no la recibe por  lo que se ha distanciado de ellos. También refiere que las pocas amistades que tenía se han muerto o tienen sus propios problemas y no la pueden ayudar y que los vecinos todos son nuevos y no sienten ningún compromiso con ella como para ayudarla. Que quien único la puede ayudar es su hija y que ella quiere que yo la cite y la convenza de que tiene que hacerlo.

Al explorar las fuentes de ingreso refiere que tiene un seguro social que la ampara económicamente aunque es insuficiente. Le sugiero comenzar a hacer la gestión para que se le incorpore al hogar de ancianos de forma semipresencial,  asistiendo durante el día y regresando en la noche a la casa, donde le garantizan almuerzo, merienda, compañía  y actividades , pero se negó rotundamente alegando que allí solo hay viejos achacosos y que ella no puede estar entre esa gente. Así como también se negó a la idea de integrarse al grupo de abuelos de la comunidad, donde se realizan actividades frecuentes y hay mucha cohesión grupal y ayuda mutua, refiriendo que todo eso le quedaba muy lejos de su casa.
 
Que pienso:

Esta señora aunque aparenta un deterioro físico grande y mucha más edad de la que tiene, solo tiene 65 años por lo que, aunque es adulta mayor, aun tiene vida por delante y posibilidades de valerse por sí misma.

Ella tiene una dependencia muy grande de la hija, al parecer siempre fue dependiente de alguien, nunca trabajo,  no hizo una vida propia, siempre se dedicó a otras personas principalmente a la madre. Y ahora no halla un soporte, al no encontrar en su hija la conducta que ella considera adecuada, dedicándole la vida a ella.

Esta señora niega toda posibilidad de ayuda de otras personas, al considerar que es obligación de su hija hacerlo, limitándose así las  posibilidades de apoyo social que tanto necesita. Y quiere lograr esta ayuda, aunque sea imponiéndoselo y acudiendo a  otras personas y profesionales para que se lo exijan.

La señora está centrada en la única idea de que su hija es la responsable de ocuparse de ella. Renunciando a la toma de una postura activa en su auto cuidado y desechando todas las alternativas que le ofrece la comunidad para ayudarla. Es posible que sea esta característica de dominancia, imposición y rigidez en la forma de pensar lo que haya deteriorado desde mucho antes las relaciones madre –hija.

Que le sugerí a esta señora:

Ante todo  le expliqué que el cariño no se exige, que los profesionales de la salud poco derecho tenemos a exigirle a su hija esa dedicación que ella desea y no ha sabido o podido cultivar. Que trataría de hablar con su hija para comprender mejor la situación y escuchar su punto de vista, aunque no podía exigirle lo que ella deseaba.

Que realmente considero que necesita ayuda, pues está muy carente de apoyo social, pero que tiene que tratar  de buscar nuevas redes para esto y no depositar todas las expectativas en su hija. Por lo que debe reconsiderar la posibilidad de integrarse a algunas de las opciones que se le ofrecieron  en la comunidad para tener un nuevo entorno, otras personas a su alrededor y muchas de sus necesidades de compañía, afecto e incluso alimentación cubiertas de esta manera. Que no debe cerrarse a esa posibilidad pues estas opciones mejorarían mucho su calidad de vida.

Que deje de observarse en posición de víctima y asuma una postura más activa e independiente, responsabilizándose con su vida, acercándose nuevamente a su congregación religiosa,  interactuando con los vecinos, buscando nuevas personas que puedan darle cierta ayuda, para poder prescindir de la ayuda de su hija como único recurso.

Llegar a la vejez no es un problema, es un éxito. La familia es una importantísima fuente de apoyo en cualquier etapa de la vida y en la adultez mayor se potencia su importancia. Sin embargo debemos recurrir a todas las fuentes de apoyo posibles para obtener en estas edades una vida con la mayor calidad y disfrute posible.  ¿Qué piensan de este caso? ¿Esta situación podría resolverse de otras maneras? ¿Qué le sugerirían a esta señora?

sábado, 21 de marzo de 2015

Mi esposo me engaña, ¿ como lo supero ?


Acude a consulta una señora de 64 años muy apenada diciendo que a su edad no está para esta bobería y que acude al psicólogo por la insistencia de una amiga, pero que le da mucha vergüenza hacerlo.

Comenta que tras un matrimonio de 42 años de relación, hace dos años comenzó a sospechar  de que su esposo de 67 años la estaba engañando, todo comenzó con mentiras que le decía  por banalidades, comportamientos muy inusuales sobre todo en su arreglo personal y presencia para irse al trabajo y comentarios que le hacían amistades y conocidos que posteriormente  la llevaron al convencimiento que su esposo estaba en un romance con una mujer a quien veía todos los días, que era más joven que él y la cual se complacía en decir a los conocidos que tenía que cuidar al “viejito del dinero”.

Por supuesto él niega totalmente que exista otra relación, le dice que son inventos suyos y que está loca, pero ella refiere que el trato hacia ella ha cambiado sustancialmente, que ya no es tan cariñoso como antes, ya no tiene atenciones con ella e incluso le ha encontrado comprobantes de compra de objetos caros de mujer que nunca han sido para ella, que él le ha arrebatado de las manos y roto en pedazos cuando ella trató de mostrárselos. Y finalmente los ha visto juntos conversando en varias ocasiones.

Ella está muy afectada por esta situación, muy dolida y frustrada, dice que él es el amor de su vida pero que no está dispuesta a rebajarse y ser humillada, que actualmente todo lo que siente por él es ira, rabia y un asco terrible por lo que no le permite ni acercársele, ni besarla y que ante cualquier discusión  lo agrede, incluso físicamente, o  le tira lo que tenga en la mano en ese momento.

Que pienso

Es lógico que esta señora esté muy descompensada emocionalmente pues ha sufrido una frustración importante que ha derrumbado la relación de muchos años y sobre todo la imagen del hombre con quien ha compartido toda su vida.

La ira y la irritabilidad que muestra no son más que la respuesta emocional a esta situación que la hace sentirse engañada, burlada, relegada y donde además tiene que soportar que la traten de loca y le nieguen abiertamente un hecho ya confirmado por ella.

Como todo momento de pérdida debe transitar por un proceso de duelo, donde la tristeza y la irritabilidad son emociones presentes, sin embargo este duelo no ha podido transitar normalmente hasta llegar a la aceptación, pues continúan viviendo juntos y  hay discusiones por esta causa cada día. Convirtiéndose la convivencia en una dinámica totalmente disfuncional  que incrementa y mantiene latente el estrés de la situación y sus efectos.

Este es un hecho aunque ella lo considere muy vergonzoso a su edad es muy propio de esta etapa de la vida, donde las personas que están envejeciendo (y principalmente los hombres) tratan de buscar nuevas experiencias que le permitan probarse a sí mismos que la vida no se acaba y que pueden renacer y sentirse nuevamente jóvenes con nuevas relaciones y emociones. Lo que es causa de muchas rupturas matrimoniales en esta edad cuando el matrimonio se siente como una monotonía y no brinda a los miembros de la pareja vivencias que los mantengan unidos y gratificados en la relación.

Que recomiendo

Ante todo hay que ayudar a esta señora a tener un mayor control de sus emociones, tratando de reevaluar la situación de modo que se le haga menos frustrante y buscar una forma de afrontamiento más adecuada a la  misma.

 Hay que tratar de acompañarla en este proceso de duelo de manera que pueda transitar finalmente hacia la aceptación y para ello sería muy adecuado lograr un  dialogo en otros términos con la pareja y la toma de decisiones con relación al futuro de la relación de manera consensada.

Es necesario que se logre un cierre del evento, ya sea por que se separen definitivamente o se renueve la relación (lo que actualmente veo bastante difícil) pero es importante no seguir viviendo cada día esta situación conflictiva pues solo así  se podrá lograr una  paulatina adaptación y la disminución de la intensidad de la respuesta emocional.
Ella debe saber que su vida no acaba con esta ruptura, pues puede incorporarse a otras actividades, mantener y aprovechar sus amistades para mantenerse activa, y evitar por todos los medios caer en la rutina y la soledad.  Debe buscar nuevos proyectos de vida que la estimulen y le permitan disfrutar la vida una vez superada esta gran frustración.